
Como viene siendo tradición, los residentes y colegiales del Colegio Mayor Peñafiel se desplazaron en el puente de la Inmaculada a Asturias para estudiar. Es un plan solo apto para valientes, pero este año mucho más y veréis por qué.
El viernes partió una expedición con muchas ganas de chapar y pasarlo bien. Dejaban el frio pucelano y la nieve de los últimos días para pasar a un clima más templado, pero nada más lejos de la realidad. La casa parecía la de Papa Noel en el Polo Norte, ¡¡un frio!! , y es que no había calefacción. El gabinete de viejunos considero que fue porque adelantamos un día la llegada.

A la tarde llegó la segunda expedición, nuestros amigos asturianos, y los charro-pucelanos con Gelin y Zapico. La sala de estar no cumplía para nada la legislación acerca de los espacios sin humo (si hubiera venido la ministra nos habría impuesto una sanción…) pero no por los fumadores, sino por el humo de la chimenea que en vez de salir por el techo se introdujo en la casa, vamos que nos estábamos fumando toda Asturias.
Para oxigenarnos y calentarnos un poco fuimos a Gijón a tomarnos unas sidras. Nos metimos en un chigre típicamente asturiano y empezaron a caer botellas a la vez que caían los goles del Barça, que extrañamente Valentín e Iñigo afamados merengones celebraban. La razón de la celebración era clara, el camarero era culé y no sacaba mas tapas. El caso es que Iñigo no dejaba un canapé vivo, ni los pasaba, y Gelin y Tino hacían lo propio con la sidra. En resumen que volvimos con la calefacción puesta. Por la noche se jugó al parchís y se vieron un par de películas clandestinas, gracias a Fran, el de Oviedo. También hubo escapadas a la sala de estudio para llevar las estufas a los cuartos como fue el caso de Oscar y Gelin. Álvaro por su parte decía que no le hacía falta porque estaba acostumbrado por sus noches en Zazuar.

TO BE CONTINUED by Nacho Z.
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