Once y media de la mañana cuando los soldados del Colegio Mayor Peñafiel se disponían a dejarse la piel en el campo de batalla, aunque algunos no solo se dejaron eso sino su orgullo.
La batalla comenzó con una dura lucha frente a frente entre los dos equipos. En este momento se demostró cuál eran las tácticas que iban a seguir. El equipo de los caquis (el de los viejunos con su mono marrón caqui) arroyó a los fontaneros diezmados con un soldado menos y por la escasa capacidad de reacción. Una situación difícil de explicar porque en este equipo estaban los soldados del ejército de Albacete y un soldado especialista en misiones espaciales, el GEO que al verse amenazados en todo momento no fueron capaces de afrontar la situación. Otro de los componentes se situaba en la zona posterior viendo el percal para realizar las crónicas como buen corresponsal de guerra que es. Los otros soldados de este equipo demostraron ser capaces de aguantar el dolor y el sufrimiento para el bien de su ejército: pirulas y jandreitor.
Por parte de los viejunos hay que subrayar la especial aportación de la Legión Extranjera, ya sea por su capacidad de ser blanco fácil así como la aportación balística que concedía en las situaciones más duras. También el soldado Paqueitor dejó huella en todo momento, incluso en muchos soldados del otro ejército que se acordaban buenamente de su madre cuando les disparaban a una distancia prudencial de dos metros para disfrutar viendo como sufrían sus víctimas. Metralletas LIXLO con un buen olfato sabía donde situarse para abordar las mejores tácticas. Lo que no nos explicamos todavía es como It lograba camuflarse tras las brozas que salían a ras del suelo y no ser descubierto. No hay que olvidarnos de las tácticas del cazador nato, el único en el campo de batalla con experiencia en armas de fuego, capaz de aguantar en su posición -esperando cual gamusino panza arriba- hasta que las condiciones fueran las adecuadas para salir corriendo… la pena es que el terreno tenía ramas que te hacían tropezar. El profesor Cosgaya demostró su arte en la guerra en los momentos más oportunos con su precisión en el disparó a la cabeza. Destacamos la especial dedicación de Castro y su valentía al arriesgar su vida y dejar el arma en su posición para correr a por la bandera sin importarle el sufrimiento que crearía por dejar sola a una especial persona.
La batalla comenzó con una dura lucha frente a frente entre los dos equipos. En este momento se demostró cuál eran las tácticas que iban a seguir. El equipo de los caquis (el de los viejunos con su mono marrón caqui) arroyó a los fontaneros diezmados con un soldado menos y por la escasa capacidad de reacción. Una situación difícil de explicar porque en este equipo estaban los soldados del ejército de Albacete y un soldado especialista en misiones espaciales, el GEO que al verse amenazados en todo momento no fueron capaces de afrontar la situación. Otro de los componentes se situaba en la zona posterior viendo el percal para realizar las crónicas como buen corresponsal de guerra que es. Los otros soldados de este equipo demostraron ser capaces de aguantar el dolor y el sufrimiento para el bien de su ejército: pirulas y jandreitor.
Por parte de los viejunos hay que subrayar la especial aportación de la Legión Extranjera, ya sea por su capacidad de ser blanco fácil así como la aportación balística que concedía en las situaciones más duras. También el soldado Paqueitor dejó huella en todo momento, incluso en muchos soldados del otro ejército que se acordaban buenamente de su madre cuando les disparaban a una distancia prudencial de dos metros para disfrutar viendo como sufrían sus víctimas. Metralletas LIXLO con un buen olfato sabía donde situarse para abordar las mejores tácticas. Lo que no nos explicamos todavía es como It lograba camuflarse tras las brozas que salían a ras del suelo y no ser descubierto. No hay que olvidarnos de las tácticas del cazador nato, el único en el campo de batalla con experiencia en armas de fuego, capaz de aguantar en su posición -esperando cual gamusino panza arriba- hasta que las condiciones fueran las adecuadas para salir corriendo… la pena es que el terreno tenía ramas que te hacían tropezar. El profesor Cosgaya demostró su arte en la guerra en los momentos más oportunos con su precisión en el disparó a la cabeza. Destacamos la especial dedicación de Castro y su valentía al arriesgar su vida y dejar el arma en su posición para correr a por la bandera sin importarle el sufrimiento que crearía por dejar sola a una especial persona.
Fdo.: Chema Rojo desde la planta baja