UNA GRAN FAMILIA
Se acercan las fechas navideñas y como es de ley, no puede faltar la gran cena de Navidad del Colegio Mayor Peñafiel. Alegría, paz, villancicos, buenos dulces… todo lo indispensable para la cena con la que se hace una pausa, que no parada definitiva, a tres meses de duro trabajo y esfuerzo. Todos, en definitiva, nos unimos como una gran familia antes de la marcha a nuestros respectivos hogares.
Siguiendo la tradición que marca el “Mayor”, todos nos pusimos nuestras mejores galas para la cena. Camisas, corbatas, zapatos, etc. todo iba de aquí para allá, de habitación en habitación; que si hay que colocarse la corbata, que si la camisa está arrugada, que si me he olvidado la camisa en casa… en fin, lo que suele pasar con estas cosas. Una vez que todo el “personal” ya estaba preparado, don Alberto, el sacerdote del colegio mayor, nos felicitó las navidades con un pregón (que no meditación) para compartir con nosotros toda la felicidad de estas fiestas.
Como se suele decir “lo mejor se hace esperar” y claro está, en cuanto terminó el pregón navideño todos subimos a disfrutar de una fabulosa y suculenta cena, marca de la casa. Entre plato y plato, unas buenas copas de vino y champán y la agradable conversación con los compañeros de mesa, la cena pasó volando y todos nos dispusimos a marchar hacia el salón del colegio mayor para cantar villancicos. Fue maravilloso; el colegio mayor al completo, como una familia cantando al unísono, desbordaba alegría por los cuatro costados: guitarras, panderetas, tambores… todos dejamos de lado los quehaceres habituales y nuestros problemas para celebrar en compañía la fiesta de la Navidad.
Con la voz ya caliente, marchamos de fiesta por Valladolid, pues una buena cena no podía terminar sin buena música y baile. El vino, el champán… comenzaron a hacer sus efectos y la gente se desmelenó: bailes, risas, gritos... el “personal” disfrutó de lo lindo y mostró su lado más natural, aunque, a decir verdad, justificadamente, porque un día era un día.
No existe la posibilidad de poner “peros” a la cena, pues fue muy buena. La gente estuvo cómoda, feliz y encantada de poder celebrar la Navidad en el colegio mayor con todos los amigos y compañeros. Encuentros como estos merecen la pena porque gracias a ellos, además de celebrar la festividad navideña ayudan a que cada día nos conozcamos un poco más y mejoremos nuestros lazos de amistad entre todos los residentes.
Fdo. Alvaro Baños
4 comentarios:
Mereció la pena. Aunque algunos no estábamos ya en condiciones de pasearnos por la ciudad "para bajar la cena", lo cierto es que no faltó ni un detalle. Enhorabuena a los organizadores
El abuelo
Yo que si que estuve conquistando las calles de la ciudad... tengo que reconocer que me lo pasé en grande. ¡Ojo con Mingo!
apatrullando la ciudad...
Enhorabuena por esta iniciativa. Saludos desde Huesca
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