Tras abandonar la base fuimos hasta Jerez y posteriormente a conocer mejor Sanlúcar. Allí tuvo lugar una de las mejores anécdotas, cuando al bajarnos del coche se nos acerca un tío para que le paguemos un euro por vigilar el coche, Don Alfonso accedió a dárselo pese a que el hombre en cuestión de vigilante no tenia nada de nada, así conocimos a los “vovis”, una gente que se dedica a sacarle dinero a los turistas en concepto de vigilancia, cuando en realidad lo único que les sirve pagarles es para que no te rallen el coche. La segunda vez que Don Alfonso aparcó el coche en Sanlúcar apareció otro “vovis” de entre las sombras, pero esta vez tenia la lección bien aprendida y nos hizo subirnos de nuevo al coche para ir un parking subterráneo; “mejor pagar 3 euros en un parking que pagarle 1 euro a esta gente” dijo Echeve. Después de conocer Sanlucár volvimos a casa, dispuestos a pasar la última noche allí.
El viernes ya emprendimos el camino de vuelta a Pucela, pero con una parada en la ciudad de Don Alfonso, Sevilla. Allí conocimos la bonita Plaza de España, donde otro “vovis” se empeño en intentar ayudar a aparcar el coche a Don Alfonso empujándolo. Viendo el percal, Alex, Juampi y yo decidimos ir a dar una vuelta y dejar a Don Alfonso con “el vovis” y Echeve. Tras la visita a la Plaza de España nos llevó por el centro de Sevilla para conocer la catedral y La Giralda por fuera, ya que hasta este día Don Alfonso no se había dado cuenta de que para subir a La Giralda había que pagar.
Cuando nos disponíamos a salir del parking donde estaba el coche, para salir de Sevilla, Don Alfonso arrancó el coche con Alex subiéndose al mismo (tenia una pierna dentro y otra fuera) asi que tuvo que recorrer unos metros a la pata coja, fue el colofón de Don Alfonso a tres días magníficos, donde se le caló el coche unas quince veces. Digo “colofón” porque se tuvo que quedar en Sevilla para celebrar un bautizo familiar. Así que proseguimos el viaje con Echeve parando a comer en Mérida, donde el camarero del restaurante donde comimos nos estuvo dando “la brasa” casi toda la comida, hablándonos de Mérida entre otras cosas, ya que pensaba que nos íbamos a quedar allí, pobre iluso…La llegada al Colegio Mayor Peñafiel tuvo lugar alrededor de las 10, así se puso fin a 3 días inolvidables plagados de anécdotas, seguro que mas de una nos han podido entrar en este post, el año que viene mas y mejor!!
Cristian
5 comentarios:
Muy mal cristian, muy mal...Tendrias que haber redactado mas detalles de lo que visteis en Rota,jajajaja. Por cierto, tener por seguro que si yo hubiera ido alli, me viene un pintamonas de "vovi" a pedirme un euro, y conforme veo que se acerca de la patada giratoria que le doy en la cabeza sale volando hasta Madagascar...en fin, despues de este momento de ida de pinza mia, se nota que lo habeis pasado bien, como no con las "Donalfonsadas" de siempre,jejeje. Un abrazo y haber si me llega el presupuesto y nos vemos este puente.
Aprovecho el esperado advenimiento de internet a Peñafiel para saludar a caaalo y a todos los habitantes y ex-habitantes de Peñafiel. En cuanto a lo de Cádiz... habría mucho que decir. He investigado sobre los dichosos vovis. Resulta que deberíamos hablar mejor de "gorrillas", que es como denominan allí a estos chantajistas, a esa lacra de maleantes que impiden el libre aparcamiento. El término "vovis" (voluntarios vigilantes) surge en Sevilla a partir de una asociación que, con fines benéficos, intentaba combatir precisamente la arbitrariedad de dichos "gorrillas". Pero esa asociación se vio involucrada en varios escándalos y ya no tiene apoyo oficial. En fin, que se confirma que cambiar de continente, aunque sea sin abandonar España, es bien peligroso. "Er zú is direferent", que dirían ellos mismos. Dicho a la castellana: maldita pandilla de vagos y caraduras.
Mi lucha contra estos personajes no ha hecho sino comenzar. No estoy dispuesto a descubrir a los 33 años que vivo en un país subdesarrollado.
Lo dicho, ¡a por ellos!
Aúpa al resto.
No es por tirarme el moco, pero cuando llegamos a cadiz ya dije que se llamaban gorrillas, pero tuvimos que hacer caso a cristian. Joooo cristian!!!
¿Cómo es posible que en un grupo en el que no había ningún pucelano os resistieseis a subir a la Giralda por el mero hecho de tener que pagar? Espero que al menos el asturiano -¡va a ser por dinero!- forcejease algo para subir y ver el gran panorama de Sevilla desde La Giralda.
La culpa es de Alex y Juampi, que les daba pereza subir...y de Don Alfonso que no nos dijo que habia que pagar hasta que estabamos alli.
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