jueves, 11 de septiembre de 2008

CAMPO DE TRABAJO DEL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL EN PERU (II)

SEGUNDA CRÓNICA DEL CAMPO DE TRABAJO DEL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL EN POBLACIONES DE CAÑETE Y YAUYOS EN EL VERANO DE 2008

Y tras otra semana bien cansada, el grupo de voluntarios del Colegio Mayor Peñafiel nos fuimos a Yauyos. Es otra historia. Dejamos el nivel del mar, el polvo constante, el calor húmedo y subimos a Llapay, dentro de la municipalidad de Laraos (famosa por sus andenerías o bancales preincaicos), por una carretera “asentada”, llena de curvas, con el río o el barranco al ladito. Ir en autobús de línea por esa carretera es de las actividades que más adrenalina generan, mucho más que el puenting o similares.

Llapay está a alrededor de los 3.000 m. sobre el nivel del mar: frío por las noches, río de montaña (muy truchero: José Manuel se dedicó todos los días a pescar, según él, decenas de truchas, aunque los demás no pudimos confirmar las cifras). Aquí nos dedicamos, junto con unos cuantos limeños que venían del Saeta, a pintar y reponer cristales de un colegio de alternancia agraria, que está en el pueblo contiguo: Tintín. El trabajo fue mucho mas relajado, y sólo por las mañanas. Al acabar de currar, baño en el río para los más aguerridos, y por la tarde, fútbol contra los del pueblo… Los últimos días los dedicamos a construir los bancos de la iglesia de Alis, otro pueblo de la zona, más arriba (3.200 m.), a las órdenes de un carpintero profesional. Al final, la gente del pueblo nos regaló pequeños detalles de artesanía autóctona como agradecimiento.

El domingo último, antes de bajar a Lima, pudimos protagonizar, como “guiris” colaboradores, el festival de Nor-Yauyos, que se celebró en Llapay. Vino gente de todos los pueblos y caseríos de los alrededores, hubo concurso de danzas típicas, concurso culinario, venta de productos de la tierra, música de la zona….

El broche final lo puso el Cuzco. Los tres últimos días, gracias a la negociación de José Manuel, los que quedábamos (Chaskis se tuvo que ir antes porque tenía un concierto… que, por cierto, dio con una camiseta de inca-cola) nos acercamos al Cusco, a conocer la ciudad, los alrededores, los vestigios incas y la arquitectura colonial y, por supuesto, el Machu-Picchu. Siempre hay lugar para la cultura.

Al final... un granito de arena por los amigos peruanos, muchos amigos de más, algunos Kilos de menos, una experiencia inovidable y muchas ganas de repetir en el próximo campo de trabajo del Colegio Mayor Peñafiel


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero de verdad ¿habéis trabajado mucho?

Anónimo dijo...

pues sí, hemos currado lo que no está escrito. La verdad es que nuestros conocimientos técnicos sobre la materia dejaban de desear, pero brazos no han faltado...