Y tras otra semana bien cansada, el grupo de voluntarios del Colegio Mayor Peñafiel nos fuimos a Yauyos. Es otra historia. Dejamos el nivel del mar, el polvo constante, el calor húmedo y subimos a Llapay, dentro de la municipalidad de Laraos (famosa por sus andenerías o bancales preincaicos), por una carretera “asentada”, llena de curvas, con el río o el barranco al ladito. Ir en autobús de línea por esa carretera es de las actividades que más adrenalina generan, mucho más que el puenting o similares.
El domingo último, antes de bajar a Lima, pudimos protagonizar, como “guiris” colaboradores, el festival de Nor-Yauyos, que se celebró en Llapay. Vino gente de todos los pueblos y caseríos de los alrededores, hubo concurso de danzas típicas, concurso culinario, venta de productos de la tierra, música de la zona….
El broche final lo puso el Cuzco. Los tres últimos días, gracias a la negociación de José Manuel, los que quedábamos (Chaskis se tuvo que ir antes porque tenía un concierto… que, por cierto, dio con una camiseta de inca-cola) nos acercamos al Cusco, a conocer la ciudad, los alrededores, los vestigios incas y la arquitectura colonial y, por supuesto, el Machu-Picchu. Siempre hay lugar para la cultura.
Al final... un granito de arena por los amigos peruanos, muchos amigos de más, algunos Kilos de menos, una experiencia inovidable y muchas ganas de repetir en el próximo campo de trabajo del Colegio Mayor Peñafiel
2 comentarios:
Pero de verdad ¿habéis trabajado mucho?
pues sí, hemos currado lo que no está escrito. La verdad es que nuestros conocimientos técnicos sobre la materia dejaban de desear, pero brazos no han faltado...
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