Sherlock, este Sherlock, el mismo de siempre pero en el siglo XXI, entra en la escena del crimen y es como meter a todos los equipos de todos los CSI juntos. Aprovecha las tecnologías al máximo, le encantan los SMS, tiene una web sobre el Método Deductivo y usa parches de nicotina porque es muy difícil fumar en Londres hoy en día.
Watson es médico militar, por supuesto. Herido en Afganistán. Es bueno con las armas, le encanta el riesgo y es adicto a la acción (como el artificiero de En Tierra Hostil). No escribe las historias de Holmes por entregas: para eso están los blogs.
Londres sigue siendo Londres. Con lluvia y niebla. Scotland Yard sigue siendo torpe, los Irregulares son mendigos, Lestrade sigue de jefe y hay una señora Hudson en el 221B de Baker Street. Y están presentes esas deducciones alucinantes, rocambolescas, absolutamente inconcebibles y absolutamentes lógicas.
Una primera temporada de tan sólo tres capítulos que marcan un gran nivel: ágiles, ingeniosos y con originales planteamientos. Duran hora y media. Cada uno de ellos toda una película. Son capaces de extrapolar los contenidos de Conan Doyle al mundo actual, sin perder la esencia del personaje.
Comienza el juego.
jueves, 7 de octubre de 2010
SHERLOCK HOLMES EN LOS COLEGIOS MAYORES DE VALLADOLID
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