Después de pasearnos por el Campo de Marte haciéndonos mil fotos con la Torre Eiffel de fondo y ayudar a que una familia de mexicanos/gringos se las hiciesen, nos dirigimos a Los Inválidos, que es un palacio dónde se alojaba a los soldados franceses que resultaban heridos durante alguna batalla y también los ancianos que habían combatido en la guerra. En este complejo arquitectónico, además de su belleza en sí, destaca la tumba de Napoleón como elemento mas llamativo, aunque tampoco entramos a verla ya que había que pagar.
Tras un breve paso por los inválidos nos pusimos a buscar un sitio dónde comer, al final elegimos un local de comida rápida y platos combinados en el que el dueño cuando nos vio entrar comenzó a llamar a Valentín “Chef” (Jefe en francés) aunque verdaderamente el que manejaba el cotarro era Félix, quién gestionaba lo que íbamos a pedir empleando un francés del Loira. Comimos bastante bien, todo hay que decirlo... El plan siguiente era ir a “reposar” a los Jardines de Luxemburgo así que hacía allí nos dirigimos.
Los Jardines de Luxemburgo están al lado del Senado, no se que poder tendrá este organismo en Francia (seguro que más que en España...) pero el complejo arquitectónico en el que se encontraba era bastante lujoso. Destacaba que los policías que vigilaban el entorno tenían una especie de cabinas para meterse, como si fuesen cabinas telefónicas, se supone que sería para resguardarse del frío aunque resultaba bastante cómico.
Dentro de los Jardines, Suso quedó maravillado por alguna chica parisina que paseaba por ahí, otros pensamos en que era el momento ideal para sentarse en las sillas/tumbonas que había en el centro de los jardines, pero no teníamos tiempo, acabábamos de descubrir a lo lejos la Universidad de la Soborna y decidimos que esa iba a ser nuestra próxima parada.
En Mayo del 68 multitud de estudiantes universitarios se manifestaron en varios puntos de la capital francesa para mostrar su oposición a la guerra de Vietnam y el imperialismo americano, esto se juntó con la mayor huelga obrera conocida en Europa (9 millones de trabajadores) y puso contra las cuerdas al gobierno de Charles del Gaulle (el hermano de Ocasión), pero sobretodo sentó un precedente en lo que a las manifestaciones estudiantiles se refiere, los universitarios tomaron conciencia contra el poder establecido y estas manifestaciones se extenderían a otro países como España, dónde todavía estaba vigente el Franquismo, lo que traería consecuencia una importante apertura política que, a la muerte del dictador Franco, se convertiría en democracia. Uno de los lugares más importantes en esta oleada de protestas parisina fue la Universidad de la Sorbona.
Una vez que llegamos a la Plaza de la Soborna decidimos que podíamos entrar en la Facultad de Derecho para ver como era por dentro y comprobar el ambiente universitario parisino (sí, también de paso para ver chicas...). Una vez dentro comprobamos que no tenia que envidiar para nada a la Facultad de Derecho de Valladolid, por fuera era muy bonita pero en su interior, al menos lo que vimos, era como cualquier otra. Posteriormente intentamos entrar en el panteón dónde se encuentra la tumba del antepasado de Álvaro Dennis Diderot, entre otras celebridades, pero tampoco tenia entrada gratuita así que seguimos caminando.
Era media tarde y las piernas ya pesaban, habíamos estado todo el día caminando, tocaba sentarse en algún lado y ¿qué mejor sitio para hacerlo que las sillas (en Francia no suelen usar bancos) de la Catedral de Notre Dame? De paso conocimos una de las catedrales más famosas de Europa en la que destacan, como bien nos apuntó Fran, los arbotantes de las fachadas laterales, algo que constituía una novedad para la época...era sin duda una parada obligatoria aunque Gonzalo le hubiese dicho a Fran días atrás que “no iba a hacer una catedral en su **** vida”. Las vidrieras también eran impresionantes y lo mejor de todo es que dejaban hacer fotos, algo que no suele ser habitual en este tipo de edificios. Cuando salimos ya era de noche y, con la iluminación, la catedral parecía aún más majestuosa.
El hambre nos atenazaba y decidimos tomar un aperitivo antes de cenar, pasamos por el Barrio Latino en el que los RR.PP de todos los bares nos ofrecían entrar a degustar sus platos (debía ser que conocían a Valentín) pero ignoramos estas propuestas y acabamos en el McDonald comiendo patatas y demostrando nuestra pluralidad lingüística con las dependientas, somos unos auténticos políglotas!! (aunque seguramente ellas no pensaban lo mismo...).
Tras este aperitivo volvimos por el Barrio Latino y tras caminar un rato decidimos que se había acabado el día y que iba siendo hora de emprender el camino de regreso al hotel, nos aventuramos en el metro de Paris de nuevo. Tuvimos que bajar tantas escaleras para llegar a nuestra línea que parecía que íbamos a llegar al centro de la tierra. Cuando llegamos al barrio dónde estaba el hotel fuimos a comprar la cena a un supermercado, nos preparamos unos sandwiches (la cena nos salió por tres euros per cápita mas o menos, se nota que íbamos con Félix) y organizamos una animada tertulia en la habitación que compartíamos Félix y yo ante la negativa de Valentín a ceder la suya...Íbamos a ver una película pero la tertulia fue tan enriquecedora que se nos echó el tiempo encima y decidimos dar por terminado el día e irnos a la cama. Los jóvenes, antes de dormir, decidimos bajar a tomar el aire a la puerta del hotel mientras que Suso fumaba, Valentín se había escondido en un pasillo para darle un susto a Cristian pero el susto se lo llevó él cuando apareció de repente una chica de “color” en “paños menores”....¡basta de eufemismos!, para que nos entendamos; se le apareció una negra medio desnuda... Afortunadamente sólo fue un susto y así se acabó el segundo día de nuestra estancia en París.
Los Jardines de Luxemburgo están al lado del Senado, no se que poder tendrá este organismo en Francia (seguro que más que en España...) pero el complejo arquitectónico en el que se encontraba era bastante lujoso. Destacaba que los policías que vigilaban el entorno tenían una especie de cabinas para meterse, como si fuesen cabinas telefónicas, se supone que sería para resguardarse del frío aunque resultaba bastante cómico.
Dentro de los Jardines, Suso quedó maravillado por alguna chica parisina que paseaba por ahí, otros pensamos en que era el momento ideal para sentarse en las sillas/tumbonas que había en el centro de los jardines, pero no teníamos tiempo, acabábamos de descubrir a lo lejos la Universidad de la Soborna y decidimos que esa iba a ser nuestra próxima parada.
En Mayo del 68 multitud de estudiantes universitarios se manifestaron en varios puntos de la capital francesa para mostrar su oposición a la guerra de Vietnam y el imperialismo americano, esto se juntó con la mayor huelga obrera conocida en Europa (9 millones de trabajadores) y puso contra las cuerdas al gobierno de Charles del Gaulle (el hermano de Ocasión), pero sobretodo sentó un precedente en lo que a las manifestaciones estudiantiles se refiere, los universitarios tomaron conciencia contra el poder establecido y estas manifestaciones se extenderían a otro países como España, dónde todavía estaba vigente el Franquismo, lo que traería consecuencia una importante apertura política que, a la muerte del dictador Franco, se convertiría en democracia. Uno de los lugares más importantes en esta oleada de protestas parisina fue la Universidad de la Sorbona.
Una vez que llegamos a la Plaza de la Soborna decidimos que podíamos entrar en la Facultad de Derecho para ver como era por dentro y comprobar el ambiente universitario parisino (sí, también de paso para ver chicas...). Una vez dentro comprobamos que no tenia que envidiar para nada a la Facultad de Derecho de Valladolid, por fuera era muy bonita pero en su interior, al menos lo que vimos, era como cualquier otra. Posteriormente intentamos entrar en el panteón dónde se encuentra la tumba del antepasado de Álvaro Dennis Diderot, entre otras celebridades, pero tampoco tenia entrada gratuita así que seguimos caminando.
Era media tarde y las piernas ya pesaban, habíamos estado todo el día caminando, tocaba sentarse en algún lado y ¿qué mejor sitio para hacerlo que las sillas (en Francia no suelen usar bancos) de la Catedral de Notre Dame? De paso conocimos una de las catedrales más famosas de Europa en la que destacan, como bien nos apuntó Fran, los arbotantes de las fachadas laterales, algo que constituía una novedad para la época...era sin duda una parada obligatoria aunque Gonzalo le hubiese dicho a Fran días atrás que “no iba a hacer una catedral en su **** vida”. Las vidrieras también eran impresionantes y lo mejor de todo es que dejaban hacer fotos, algo que no suele ser habitual en este tipo de edificios. Cuando salimos ya era de noche y, con la iluminación, la catedral parecía aún más majestuosa.
El hambre nos atenazaba y decidimos tomar un aperitivo antes de cenar, pasamos por el Barrio Latino en el que los RR.PP de todos los bares nos ofrecían entrar a degustar sus platos (debía ser que conocían a Valentín) pero ignoramos estas propuestas y acabamos en el McDonald comiendo patatas y demostrando nuestra pluralidad lingüística con las dependientas, somos unos auténticos políglotas!! (aunque seguramente ellas no pensaban lo mismo...).
Tras este aperitivo volvimos por el Barrio Latino y tras caminar un rato decidimos que se había acabado el día y que iba siendo hora de emprender el camino de regreso al hotel, nos aventuramos en el metro de Paris de nuevo. Tuvimos que bajar tantas escaleras para llegar a nuestra línea que parecía que íbamos a llegar al centro de la tierra. Cuando llegamos al barrio dónde estaba el hotel fuimos a comprar la cena a un supermercado, nos preparamos unos sandwiches (la cena nos salió por tres euros per cápita mas o menos, se nota que íbamos con Félix) y organizamos una animada tertulia en la habitación que compartíamos Félix y yo ante la negativa de Valentín a ceder la suya...Íbamos a ver una película pero la tertulia fue tan enriquecedora que se nos echó el tiempo encima y decidimos dar por terminado el día e irnos a la cama. Los jóvenes, antes de dormir, decidimos bajar a tomar el aire a la puerta del hotel mientras que Suso fumaba, Valentín se había escondido en un pasillo para darle un susto a Cristian pero el susto se lo llevó él cuando apareció de repente una chica de “color” en “paños menores”....¡basta de eufemismos!, para que nos entendamos; se le apareció una negra medio desnuda... Afortunadamente sólo fue un susto y así se acabó el segundo día de nuestra estancia en París.
3 comentarios:
¡Qué recuerdos! Todavía sueño con sus calles y la gente que las poblaba...
señores que grandes¡¡¡buena redacción x lo q se ve os lo pasasteis d lujo me alegro tios¡¡
1saludooo
¡Qué gran relato de un gran viaje! No sólo cuentas el viaje, sino que hay también una clase de historia contemporánea y otra de geografía. ¡Enhorabuena!
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