Es difícil imaginarse que en pleno corazón de Barcelona se sitúe un barrio como el Raval, donde el paro, las drogas, la prostitución y la violencia son las notas más características. Este verano, unos cuantos del Colegio Mayor, nos hemos desplazado a la ciudad Condal para colaborar con la ONG “Braval”, institución que lleva años trabajando con los chicos del barrio para paliar su situación e intentar sacarlos de ese mundo.
La verdad es que nos llevamos más de una sorpresa porque vimos un mundo en miniatura: filipinos, peruanos, costarricenses, marroquíes, ecuatorianos, ucranianos, españoles... Eran verdaderos chicos de la calle más listos que el hambre: Richard de 9 años puso contra las cuerdas a más de un monitor jugando al ajedrez, ¡que le pregunten a Miguel!; un chaval de 6 años ayudó a otro monitor de manera asombrosa a formar un puzzle de 200 piezas. Los talleres de la mañana eran relativamente tranquilos pero conforme avanzaba el día crecía la vorágine que desembocaba en el pabellón del Raval, donde el deporte rey acampaba a sus anchas. Fue realmente espectacular cuando los acompañamos al parque de atracciones del Tibidabo, se montaron en todo lo posible y, en el barco pirata, hicieron un papel espectacular.
Por las noches, conseguíamos esa tranquilidad necesaria para poder descansar y donde, también, poníamos en práctica el gran deporte universitario que es el mus con cerveza.
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2 comentarios:
Vaya planon!
Se ve que habeis disfrutado a lo grande!!!
Y que lo digas, tanto de día como de noche... Sólo el que ha estado un día con chavales sabe lo agotado que se puede estar a la vuelta... y sólo el que ha estado verdaderamente agotado conoce el poder de renovación que llega a tener una buena cerveza...
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