LA SEMANA GRANDE DEL COLEGIO MAYOR PEÑAFIEL. UN DÍA EN EL PARQUE DE ATRACCIONES DE MADRIDCon mucho sueño y con el recuerdo de la cena en “Vikingos” de la noche anterior, que a más de uno no dejó satisfecho, iniciamos un viaje a Madrid con sólo un destino final; el Parque de Atracciones. Dos furgonetas, conducidas por Cosgui y Paco, serían las encargadas de llevarnos hasta Madrid. El viaje tuvo algo de turisqueo, ya que, gracias a un fallo de Paco (no sería el único al volante), los ocupantes de ambas furgonetas pudimos gozar de las maravillosas vistas del acueducto de Segovia ya que Paco, en un despiste se metió por dentro de Segovia capital, lo que por otro lado retrasó nuestro viaje.
Llegamos a Madrid cercanos a la 1 de la tarde, también tuvimos que meternos en exceso por las calles de la capital de España en un nuevo alarde de desorientación, pero finalmente llegamos a la Casa de Campo y posteriormente a la puerta del Parque de Atracciones, nuestra misión no era otra que conseguir entrar con 5 personas más para formar un grupo de 20 y así nos hiciesen descuento por grupo. No lo conseguimos, aunque tampoco hizo falta intentarlo ya que descubrimos que con “el carnet joven”, que algunos portaban, nos hacían descuento también a dos personas más aparte del portador, así que obtuvimos el mismo descuento que si formáramos un grupo.

Una vez dentro, los más ansiosos como Gelín, no esperaron a que el resto decidiese que atracción iba a ser la primera, mientras que algunos hacían una parada en el baño para “descargar” y otros miraban atónitos la grandeza de las atracciones, Gelín ya se estaba subiendo en “La Lanzadera”, una caída en vacío de 60 metros, que poco más tarde el resto del grupo pudimos experimentar, incluso varias veces algunos. “La Lanzadera” pues, fue probada por unos pocos valientes, el resto se quedaron mirando atenazados por el miedo (Álvaro, Álex, Nacho Zapico, Cosgui...).
La siguiente parada fue la Tarántula, una montaña rusa con unos descensos que te ponían la piel de gallina. De nuevo hubo algunos rezagados, casi siempre, en este tipo de atracciones se echaba de menos a Álvaro y a Álex...la intervención de estos dos sujetos no se produciría hasta que llegó el momento de probar las atracciones de agua, la primera el aserradero, un paseo en barca que parecía tranquilo, hasta que de repente te encontrabas con bruscos descensos que, salvo que llevases chubasquero (aún así no te librabas del todo) no podías evitar calarte los huesos. Otras de las atracciones probadas antes de comer fueron “el tornado”, una atracción tipo montaña rusa pero con los pies colgando y los raíles en el techo en lugar del suelo, y “el abismo”, la preferida de Felix, otra montaña rusa que duraba muy poco pero que alcanzaba velocidades endiabladas y te mantenía boca abajo parte del recorrido, sólo apto para los más “osados”. Antes de comer, también destacar una pequeña incursión de Gelín y Cristian en una atracción llamada “Los girasoles”, que consistía en subir hasta al cielo dando vueltas a 5 Km/h, sólo destacar que gran parte de los numerosos niños pequeños que en ella se subieron salieron diciendo “vaya coñazo”, eso lo resume todo...

Después de comer tocaba seguir probando atracciones de agua, pues era el momento ideal, con el estómago lleno no estábamos para emociones fuertes (aunque alguno quisiese) y además, a esas horas, con tanto sol, era el momento de empaparse un poco. Así que, en primer lugar, entramos en un castillo en el cual un río surcaba a su alrededor, nos subimos en una barca y tuvimos la mala suerte de que, casi al final del recorrido, a parte de la mojadura que se suele llevar todo el mundo, nosotros pillamos una especie de ola que nos empapo a todos y cada uno de nosotros, pero valió la pena, salimos cantando “eo eo eo, esto es un chorreo”, que mejor que Madrid para cantarlo...Mas tarde tocaron los rápidos, aquí tuvieron lugar algunas de las mejores escenas de la tarde, que incluso están recogidas en un vídeo que grabó Juampi con el móvil, la gracia que tienen los rápidos es que la balsa en la que vas va dando vueltas y no sabes quien se va a mojar, esto da lugar a que la gente se ponga de pie e intente buscar la mejor posición para no empaparse, lo que trajo consigo que; Cristian estuviese a punto de caerse de espaldas por la borda, que a Álex le cayese un chorro totalmente encima o que Nacho Zapico se cayese en medio de la balsa...fue tan gracioso que algunos decidimos repetir.

Tras los rápidos la gente se dispersó un poco, hubo momentos para rememorar las emociones fuertes del principio repitiendo en atracciones como “el abismo”, “el tornado” o “la lanzadera”. También para probar tecnologías como la realidad virtual (que por cierto, no dejó contentos a la gente) o para jugar a disparar en una cueva en la que con una pistola láser tenias que ir apagando luces (alguno se picó en exceso ante las derrotas, y no fue Gonzalo...). Otra de las pocas decepciones fue la Casa del Terror, donde se subieron Álex, Álvaro, Gelín y Cristian y que sólo sirvió para que estos dos últimos sintieran abrazos fruto del miedo de un grupo de chicas que iban por casualidad con ellos, que eran las únicas que pasaron miedo en esa casa. Aún así no se rompió “la maldición”.
Cabe destacar una de las mejores atracciones, a juicio de quien escribe, del Parque de Atracciones de Madrid, llamada “La Máquina”. Consistía en una especie de plato en torno al cual se sienta la gente y que da vueltas sobre si mismo a la vez que se balancea de un lugar a otro. Muchos repetimos también en esta, algunos como Nacho Zapico o Cosgui salieron con mareos, no sirven para ser astronautas.

Damián que tuvo la peculiar manía de subirse descalzo a la lanzadera (lo que originó que la segunda vez que subió le echasen la bronca), fue uno de los protagonistas del día cuando un padre le pidió que si podía vigilar a su hijo mientras este se subía a una atracción, lo que desató la vena paternal que lleva dentro, es decir, que se elevó su índice de “flipadura” durante un rato. Otro de los protagonistas de la tarde fue Félix, pues sus elevadas ansias por repetir una y otra vez las atracciones más “potentes” trajo consigo que el viaje de vuelta se retrasase, lo que desató la impaciencia de más de algún “cansado” de los que ya no podían ni mantenerse en pie ante tanta adrenalina descargada en tan poco tiempo. Cuando todos nos dimos por satisfechos dio comienzo el viaje de regreso el cual fue algo accidentado cuando Paco volvió a hacer de las suyas metiéndose en el sentido contrario en una carretera con un carril para cada sentido y línea continua, pero al final llegamos sanos, salvos y con muchas emociones descargadas en el Parque de Atracciones que no creo que, en general (exceptuando alguna atracción) decepcionase a ninguno de los presentes.
Fdo.: Cristian Padilla